16 abril, 2007

El CDH e Israel: la reforma fútil



Por Julián Schvindlerman

Como ha escrito Hillel Neuer, actual director ejecutivo de United Nations Watch, una ONG suiza que intenta admirablemente corregir la politización de las Naciones Unidas: "En la ONU, Israel por largo tiempo ha sido demonizada como el peor violador de la ley internacional. Pero ahora, bajo el supuestamente reformado Consejo de Derechos Humanos, Israel se ha convertido en el único violador". -- Keter, 16 de Abril 2007.


Si la tendenciosidad anti-israelí de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas había alcanzado antaño proporciones absurdas, la parcialidad de la nueva y empeorada comisión (ahora llamada Consejo de Derechos Humanos) ha llegado a niveles demenciales.

En su primer año de vida, el CDH ha adoptado ocho resoluciones de condena contra Israel y otras cuatro resoluciones están siendo preparadas por el bloque islámico para la actual sesión, inaugurada a comienzos de marzo. En el mismo período, ninguna otra resolución ha sido adoptada en condena de algún otro país. Esto es: ni China, ni Cuba, ni Sudán, ni Irán,  entre tantísimos otros abusadores seriales de derechos humanos básicos. El CDH, a su vez, ha mantenido más reuniones extraordinarias para condenar al estado judío que reuniones ordinarias propias de su trabajo. Una propuesta en circulación al momento de escribir estas líneas apunta a remover a varios de los 41 relatores especiales de la ONU cuya misión consiste en documentar los abusos a los derechos humanos que año tras año acaecen en nuestro planeta. Vale decir que la misma entidad que debería estar observando la situación de los derechos humanos en el mundo estaría considerando frenar, precisamente, tal actividad de observación. Pero no es esto tan grave, sin embargo, dado que algunas naciones seguirían siendo estudiadas. La propuesta en cuestión asegura, puntualmente, la continuidad de la misión del relator que monitorea los derechos humanos de los palestinos.

Como ha escrito Hillel Neuer, actual director ejecutivo de United Nations Watch, una ONG suiza que intenta admirablemente corregir la politización de las Naciones Unidas: "En la ONU, Israel por largo tiempo ha sido demonizada como el peor violador de la ley internacional. Pero ahora, bajo el supuestamente reformado Consejo de Derechos Humanos, Israel se ha convertido en el único violador".Tal es el descrédito de esta institución que incluso Kenneth Roth—director ejecutivo de Human Rights Watch, una organización internacional de defensa de derechos humanos muy crítica de las políticas israelíes hacia los palestinos—ha dicho de la CDH que "hasta ahora ha sido enormemente decepcionante". El Consejo de Derechos Humanos fue creado un año atrás por una votación de la Asamblea General (170-4) para reemplazar a la cuestionada Comisión de Derechos Humanos, iniciativa generada en gran medida a instancias del entonces secretario-general, el ghanés Kofi Annan, quién creía que la organización había "puesto una sombra sobre la reputación del sistema de las Naciones Unidas en su totalidad". Al cabo de un año, la performance de la nueva comisión ha sido tan mala que incluso el nuevo secretario-general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon ha indicado que ésta "claramente no ha justificado todas las esperanzas que tantos de nosotros hemos puesto en ella".

¿Por qué sucede esto? Sencillamente, porque se permite membresía a cualquier nación totalitaria que desee -y votación mediante pueda- incorporarse, independientemente del récord en materia humanitaria o democrática de la nación en cuestión. Una vez asentadas en la Comisión de Derechos Humanos, estas naciones forman bloques de solidaridad para garantizar su inmunidad frente a toda iniciativa de crítica adversa. De esta forma, la CDH pierde relevancia política y autoridad moral. Asimismo, el hecho de que el surrealismo y el doble-discurso se hayan convertido en su marca registrada, no augura bien para el futuro mejoramiento de la misma. Unos pocos años atrás, cuando quien escribe era delegado de United Nations Watch ante la ONU en Ginebra, el ejercicio de la presidencia de la CDH cayó en manos de Libia (legendario arrollador de derechos humanos). El mismo año, la presidencia de la Conferencia sobre el Desarme caería sobre Irak (acusada entonces por el Consejo de Seguridad de desarrollar armamento no convencional) y como Saddam Hussein optó por declinar la distinción, ésta paso a manos de Irán (hoy expuesto como un constructor nuclear ilegal). En previas sesiones, Israel ha sido acusada de asesinar a niños cristianos para emplear su sangre en la cocción de matzot, y se ha denunciado a los Estados Unidos de América de querer conquistar el universo. En la actual sesión del CDH, el representante cubano acusó a Suecia de llevar a cabo una limpieza étnica para que los pobladores luzcan solo "como conquistadores vikingos", en tanto que el delegado iraní criticó a Francia por pisotear "sistemáticamente" los derechos de los musulmanes en su país. (Estas declaraciones fueron en respuesta a Suecia y Francia por haber definido a Cuba e Irán, respectivamente, como países en los que los derechos humanos no son respetados). Disparates como éstos, acumulados con el transcurso del tiempo, han ido limando la credibilidad de la Comisión hasta que quedó finalmente expuesta por lo que es: una institución de ideales nobles profundamente corrompida por las políticas inmorales de sus estados-miembro tiranos.

Una institución presuntamente protectora de los derechos humanos que incluye a Arabia Saudita y a la que EE.UU. rechaza incorporarse, ciertamente tiene un problema. Mientras las dictaduras del orbe quieran entrar y la democracia más robusta del globo quiera salir, y mientras en sus sesiones anuales las naciones libres sean difamadas a la par que las totalitarias exculpadas, difícilmente pueda el Consejo de Derechos Humanos gozar siquiera de un semblante de respetabilidad...y mucho menos de efectividad a la hora de velar por los derechos humanos de quienes más lo necesitan.

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